El discurso del Rey.
Estamos ante una extraordinaria película: por su emocionante y humana temática (original historia de superación de una tartamudez y enfrentamiento de dos personalidades y dos estatus sociales que desembocan en una indisoluble amistad) , por la grandiosa interpretación del trío actoral (el pusilánime pero esforzado y responsable rey Jorge (el inseguro Colin Firth), el falso logopeda y frustado actor shakespeariano con enérgica pero humorística flema británica (el teatral Geoffrey Rush) e Isabel, la esposa tierna y comprensiva pero impulsora de los actos del rey consorte porque detrás de todo gran hombre hay una gran mujer ( la dulce Helena Bonham Carter, tal vez la mejor interpretación de toda su ya larga carrera), acompañados de grandes secundarios, extraordinarios diálogos en los que se alternan gravedad y humor, un estupendo guión de David Seidler con agudísimas puntualizaciones y observaciones psicológicas que jalonan el film) y un montaje sobrio y eficaz así como una envolvente música del inevitable Desplat que apoya todos los hechos del film. Todo ello, reforzado con grandes secundarios y agudas observaciones psicológicas y humanas y de una fotografía ( Danny Cohen) de colores fríos y grises pero de grandes encuadres (destacaríamos el primer frustrado discurso del rey con una gran expectación en el estadio de Wembley, el paseo con el caminar rápido por los neblinosos jardines londinenses del rey y su "logopeda" instructor o los preparativos del discurso final del rey en los interiores góticos de la abadía de Westminster). Todo ello dirigido con magistral eficacia y sobriedad por Tom Hooper: la mejor película del año.
Estamos ante una extraordinaria película: por su emocionante y humana temática (original historia de superación de una tartamudez y enfrentamiento de dos personalidades y dos estatus sociales que desembocan en una indisoluble amistad) , por la grandiosa interpretación del trío actoral (el pusilánime pero esforzado y responsable rey Jorge (el inseguro Colin Firth), el falso logopeda y frustado actor shakespeariano con enérgica pero humorística flema británica (el teatral Geoffrey Rush) e Isabel, la esposa tierna y comprensiva pero impulsora de los actos del rey consorte porque detrás de todo gran hombre hay una gran mujer ( la dulce Helena Bonham Carter, tal vez la mejor interpretación de toda su ya larga carrera), acompañados de grandes secundarios, extraordinarios diálogos en los que se alternan gravedad y humor, un estupendo guión de David Seidler con agudísimas puntualizaciones y observaciones psicológicas que jalonan el film) y un montaje sobrio y eficaz así como una envolvente música del inevitable Desplat que apoya todos los hechos del film. Todo ello, reforzado con grandes secundarios y agudas observaciones psicológicas y humanas y de una fotografía ( Danny Cohen) de colores fríos y grises pero de grandes encuadres (destacaríamos el primer frustrado discurso del rey con una gran expectación en el estadio de Wembley, el paseo con el caminar rápido por los neblinosos jardines londinenses del rey y su "logopeda" instructor o los preparativos del discurso final del rey en los interiores góticos de la abadía de Westminster). Todo ello dirigido con magistral eficacia y sobriedad por Tom Hooper: la mejor película del año.