El realismo mistérico de los cuentos de MURAKAMI
Lo mistérico es aquello que se presenta como real aunque misterioso y que no se plantea o se pretende explicar. Las razones para esta negativa a explicar los detalles del comportamiento humano pueden ser variadas. Desde razones de defensa de la propia intimidad ante represalias de colectivos mayoritarios, o la protección de intereses personales, o la vivencia de pertenecer a una exclusiva forma de pensar o sentir, o simplemente la imposibilidad de explicar racionalmente esos datos relacionados con los seres humanos y su lógica del comportamiento.
Viene esto a colación al tratar de reflexionar - tras la lectura del libro de relatos Sauce ciego, mujer dormida del gran escritor japonés Haruki Murakami - sobre este extraordinario volumen de veinticuatro cuentos que ofrecen, condensadas y esencializadas, las mejores cualidades del escritor japonés, y son una muestra inmejorable de su dominio de la ligereza y, al mismo tiempo, de la gravedad de las situaciones y actitudes de sus protagonistas. Basta un detalle nimio o un golpe de azar para que algunos de los protagonistas de estas historias queden sumidos en una misteriosa melancolía, como si adivinaran en un gesto imprevisto el lado oscuro, misterioso, inexplicable o, tal vez, mágico, que esconden los comportamientos cotidianos. Porque no son cuentos naturalistas o realistas, ni simbólicos, ni propiamente oníricos o surrealistas, ni tampoco psicológicos o de crítica social, aunque no dejan de tener algo de todos esos aspectos que pueden contener los relatos de algunos de los otros grandes escritores contemporáneos que hemos podido leer (pienso en Kundera, en Cheever o en Carver, en Quim Monzó o, incluso, en Vicente Verdú).
El secretismo y exclusivismo de algunos de estas actitudes y comportamientos de los protagonistas de estos relatos de Murakami conllevan a una serie de situaciones y consecuencias que, teniendo su lógica interna y psicológica (de lo subconsciente), no dejan de parecernos extrañas y misteriosas (mistéricas) a los lectores de estas historias y, nos dejan un halo de trascendencia, de meta-lógica (de lo sobre-consciente) que nos pueden llevar a definir como “realismo mistérico” el estilo de este gran cuentista japonés. Y es ahí donde radica su inolvidable personalidad literaria que nos hechiza y subyuga.