Alfonso Brezmes, un artista fotógrafo de vivencias de realidades ensoñadas.
Alfonso Brezmes es un artista total que, desde la fotografía tratada y manipulada, el collage fotográfico y las animaciones, nos propone todo un mundo fascinante de relatos reales pero ensoñados y fantaseados a partir de sencillísimas historias, experiencias o vivencias fotográficas. Habría que resaltar la extraordinaria inquietud creadora de este artista, que parte para su creación artística en donde lo habían dejado los collages fotográficos de Adriano del Valle, pero, sobre todo, de Nicolás de Lekuona. (Véase su web http://www.alfonsobrezmes.es/).
En la Fotografía, destacaría las mágicas realidades fabuladas, a modo de fabulaciones de nuestra cotidianeidad, de su serie Fábulas amorales o el timburtoniano Paraíso en obras, y, sobre todo, su serie Pequeñas Pasiones, en donde los hallazgos descontextuales son muy sugerentes. De sus Series Anteriores, señalaría A nuestras espaldas, un sugestivo juego entre cotidianeidad y sorpresa.
Pero es en el Collage en donde Alfonso Brezmes encuentra para mí una mayor identidad y creatividad artística y en donde su lenguaje artístico resalta con mayor propiedad y encanto. Especialmente me parecen muy sugerentes sus juegos literarios con letras, libros y figuras en Signos, así como las surrealistas ensoñaciones y aventureras fantasías de su serie Ingrávidos.
De las divertidas y curiosas Animaciones, con fondos musicales, me quedo con el alegato antibélico de Al borde del mundo, un sugestivo contraste entre la inocente muchacha y las balas que van cayendo delante de ella en el abismo de su mundo y de su vida; Underwood, la fantasía de las letras de la literatura llueve sobre la figura volante de Mary Poppins, Sweet dreams, las plumas del colchón de los sueños sobrevuelan nuestro dormir, y, especialmente, Méliesanne, un irónico homenaje a Georges Mélies, en donde oímos y vemos a un cráter de la Luna roncar y dormir, mientras de vez en cuando entreabre los párpados de un ojo del cráter y , en duermevela, nos guiña, confabuladamente, el ojo.