TAMARA DREWE, un woodyalleniano film de cómic.
Es una perfecta y magistral adaptación de la novela gráfica del mismo título de Posy Simmonds. La acción transcurre en el campo, en una granja propiedad del matrimonio formado por Nicholas Hardiment, popular autor de novelas de misterios, y su esposa Beth. El lugar incluye una granja con una pensión en donde vienen escritores a retirarse lejos del mundanal ruido en busca de paz e inspiración para sus historias, y tal vez a aprender algo del célebre Nicholas. Éste es un tipo rematadamente egocéntrico, infiel a su esposa, pero incapaz de vivir sin ella, pues funciona casi como secretaria y agente, y le da consejos repletos de sentido común. Revoluciona el lugar la llegada de Tamara Drewe, una joven impresionantemente atractiva, antigua lugareña que regresa a su pueblo natal con varias tallas menos de nariz, después de hacerse una rinoplastia y que ahora es una afamada periodista amarillista y supersexy que viene a ocuparse de una propiedad familiar. Y, por si fuera poco, Tamara se trae de Londres a su novio, una estrella del rock venida a menos que despierta la pasión de las adolescentes del lugar en un cóctel de hormonas que provoca situaciones absurdas, unas divertidas, y otras patéticas... Ella andará dividida entre la atracción de este amor de la adolescencia, el rockero, y el maduro escritor incapaz de no tirar los tejos a una belleza como Tamara. La llegada de Tamara acabará con esa paz del pueblo, desatará las más oscuras pasiones y tragedias absurdas en un delirante retrato de la Inglaterra de hoy en día, con sus mentiras y falsedades, en el que ningún personaje, ni siquiera la protagonista, se libra de la lucha de egos que les lleva a la mezquindad, en el que todos quieren hacer realidad sus sueños y terminan dándose de bruces con la realidad.
Stephen Frears demuestra su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de material, esta vez un cómic “Tamara Drewe” de Possy Simmonds, inspirado a su vez en la novela "Lejos del mundanal ruido" de Thomas Hardy -entre las múltiples alusiones, uno de los escritores está preparando un libro sobre Hardy- que le proporciona buenos personajes y una clara referencia gráfica. Frears entrega una entretenida comedia de enredo con elementos dramáticos, los personajes no dejan de ser patéticos, cada uno a su modo. Frears toma el material de Tamara Drewe, una de las mejores novelas gráficas de los últimos años por su sinceridad, por su retrato de la clase media británica, por su tratamiento de unos personajes tan patéticos, mezquinos, interesantes y, sobre todo, tan reales como nosotros mismos. Aunque hay por supuesto una crítica mordaz al narcisismo, que lleva a la insensibilidad ante las muestras de amor de los que tienes alrededor, aunque también se contemplan las actitudes del otro lado de la barrera, es decir, la de dos fans incontroladas, que hacen verdaderas locuras por estar junto a su ídolo, y el film deviene en tintes negros cai trágicos en su último tramo, y también apunta a cómo las nuevas tecnologías se pueden convertir en armas que hacen daño, Frears quiere intencionadamente hacer un film de cómic, desvistiéndolo del elemento literario, de la psicología de los personajes y de toda trascendencia y bañándolo de ligereza, de tono liberador y frescura no exenta de cierta malevolencia e ironía pero intrascendente. Y aunque por momentos nos recuerde al mejor Woody Allen, está exenta de ese tono literario, de esos magníficos diálogos y de esa psicología de los personajes que encontramos en la obra del gran cineasta neoyorquino.
Pero la película es magistral en sus intenciones y propuesta: el director maneja un excepcional reparto con magistrales interpretaciones. Así es difícil señalar quién está mejor, si la dulce, servicial e ingenua Beth, mujer de Hardiment (Tamsin Greig), el ególatra y mujeriego escritor Nicholas (Roger Allam), el experto en Thomas Hardy, Glen Mc Greavy (Bill Camp), el rockero Ben Sergeant (Dominic Cooper) o el lugareño granjero Andy Coob (Luke Evans). Incluso las histéricas adolescentes Jessica Barden y Charlotte Christie están perfectas como elemento que precipita los acontecimientos, y sirven para pintar a cierta adolescencia muy real en la actualidad. Todo ello acompañado de una espléndida ambientación y fotografía y de un montaje lleno de sabiduría y eficacia con secuencias antológicas. Es un excelente film, aunque pueda decepcionar a los que pensamos que con esta idea y argumento y estas extraordinarias interpretaciones pudiera haberse hecho una inolvidable y “shakespeareana” obra maestra de nuestra sociedad.
Es una perfecta y magistral adaptación de la novela gráfica del mismo título de Posy Simmonds. La acción transcurre en el campo, en una granja propiedad del matrimonio formado por Nicholas Hardiment, popular autor de novelas de misterios, y su esposa Beth. El lugar incluye una granja con una pensión en donde vienen escritores a retirarse lejos del mundanal ruido en busca de paz e inspiración para sus historias, y tal vez a aprender algo del célebre Nicholas. Éste es un tipo rematadamente egocéntrico, infiel a su esposa, pero incapaz de vivir sin ella, pues funciona casi como secretaria y agente, y le da consejos repletos de sentido común. Revoluciona el lugar la llegada de Tamara Drewe, una joven impresionantemente atractiva, antigua lugareña que regresa a su pueblo natal con varias tallas menos de nariz, después de hacerse una rinoplastia y que ahora es una afamada periodista amarillista y supersexy que viene a ocuparse de una propiedad familiar. Y, por si fuera poco, Tamara se trae de Londres a su novio, una estrella del rock venida a menos que despierta la pasión de las adolescentes del lugar en un cóctel de hormonas que provoca situaciones absurdas, unas divertidas, y otras patéticas... Ella andará dividida entre la atracción de este amor de la adolescencia, el rockero, y el maduro escritor incapaz de no tirar los tejos a una belleza como Tamara. La llegada de Tamara acabará con esa paz del pueblo, desatará las más oscuras pasiones y tragedias absurdas en un delirante retrato de la Inglaterra de hoy en día, con sus mentiras y falsedades, en el que ningún personaje, ni siquiera la protagonista, se libra de la lucha de egos que les lleva a la mezquindad, en el que todos quieren hacer realidad sus sueños y terminan dándose de bruces con la realidad.
Stephen Frears demuestra su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de material, esta vez un cómic “Tamara Drewe” de Possy Simmonds, inspirado a su vez en la novela "Lejos del mundanal ruido" de Thomas Hardy -entre las múltiples alusiones, uno de los escritores está preparando un libro sobre Hardy- que le proporciona buenos personajes y una clara referencia gráfica. Frears entrega una entretenida comedia de enredo con elementos dramáticos, los personajes no dejan de ser patéticos, cada uno a su modo. Frears toma el material de Tamara Drewe, una de las mejores novelas gráficas de los últimos años por su sinceridad, por su retrato de la clase media británica, por su tratamiento de unos personajes tan patéticos, mezquinos, interesantes y, sobre todo, tan reales como nosotros mismos. Aunque hay por supuesto una crítica mordaz al narcisismo, que lleva a la insensibilidad ante las muestras de amor de los que tienes alrededor, aunque también se contemplan las actitudes del otro lado de la barrera, es decir, la de dos fans incontroladas, que hacen verdaderas locuras por estar junto a su ídolo, y el film deviene en tintes negros cai trágicos en su último tramo, y también apunta a cómo las nuevas tecnologías se pueden convertir en armas que hacen daño, Frears quiere intencionadamente hacer un film de cómic, desvistiéndolo del elemento literario, de la psicología de los personajes y de toda trascendencia y bañándolo de ligereza, de tono liberador y frescura no exenta de cierta malevolencia e ironía pero intrascendente. Y aunque por momentos nos recuerde al mejor Woody Allen, está exenta de ese tono literario, de esos magníficos diálogos y de esa psicología de los personajes que encontramos en la obra del gran cineasta neoyorquino.
Pero la película es magistral en sus intenciones y propuesta: el director maneja un excepcional reparto con magistrales interpretaciones. Así es difícil señalar quién está mejor, si la dulce, servicial e ingenua Beth, mujer de Hardiment (Tamsin Greig), el ególatra y mujeriego escritor Nicholas (Roger Allam), el experto en Thomas Hardy, Glen Mc Greavy (Bill Camp), el rockero Ben Sergeant (Dominic Cooper) o el lugareño granjero Andy Coob (Luke Evans). Incluso las histéricas adolescentes Jessica Barden y Charlotte Christie están perfectas como elemento que precipita los acontecimientos, y sirven para pintar a cierta adolescencia muy real en la actualidad. Todo ello acompañado de una espléndida ambientación y fotografía y de un montaje lleno de sabiduría y eficacia con secuencias antológicas. Es un excelente film, aunque pueda decepcionar a los que pensamos que con esta idea y argumento y estas extraordinarias interpretaciones pudiera haberse hecho una inolvidable y “shakespeareana” obra maestra de nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario