Woody Allen nos ha regalado una deliciosa comedia en forma de nostálgico y estereotipado cuento mágico del París de los años 20 y de la Belle Epoque que es un constante homenaje a la Ciudad de la Luz. Y también es un irónico “cuento de hadas” de la ingenua visión prototípica y literario-artística que tienen no sólo los americanos y el propio Allen, sino todo el mundo sobre esta maravillosa ciudad. Asimismo nos presenta un culturalista cuento de personalidades de aquella época con el pretexto de los imaginarios (pero muy reales para el protagonista) encuentros nocturnos y noctámbulos de éste con personajes del París de aquellas épocas : desde los admirados americanos que pulularon por allí como son Scott Fitzgerald, Hemingway y Cole Porter , pasando por Picasso, Gertrude Stein, y los surrealistas Dalí (con sus “rinoserontes”), Buñuel (estupenda la broma con el argumento de su película “El ángel exterminador” que el propio Buñuel no acaba de entender) o el fotógrafo Man Ray hasta llegar a Matisse, Toulouse Lautrec o Degas; un Homenaje al París literario y artístico.
A diferencia de otras más escépticas con el ser humano y sus posibilidades, esta última película de Woody Allen es esperanzadora y optimista en el sentido de que su protagonista Gil se va a tomar en serio a sí mismo, no solo como escritor, sino como ser humano, afrontando la realidad y reconociendo que la satisfacción espiritual y la felicidad que se requieren para pasar por la vida son algo que está dentro de uno mismo y es una decisión propia. Así que la película es esperanzadora en cuanto Gil llega a la conclusión de que es mejor no engañarse a uno mismo; que es mejor no hacerlo y eso incluye quedarse en el París de sus sueños literarios y vitales. Así vuelve a ser con ello otro Homenaje a París.
La película es también un delicioso Homenaje a París , al París más famoso y turístico, porque incluye en el transcurso de la misma algunos de los lugares más bellos y emblemáticos de la Ciudad de la Luz: así el recorrido fotográfico -casi postal- al inicio de la película de los lugares más conocidos y turísticos del París de luz dorada del atardecer y del lluvioso y de mágicas luces nocturnas, como son la Place de la Concorde, les Champs Elysees, la Place Vendome y la rue de la Paix, la Ópera, Notre Dame y el Sena con el Pont Neuf, los jardines de Luxembourg, la Tour Eiffel, la Place d’Etoile con el Arco de Triunfo, el Louvre y la Pirámide de Cristal y el Moulin Rouge.
Pero las localizaciones de la película van haciendo pasar por nuestros ojos algunos de los lugares más apreciados de París, entre los que se cuentan la librería Shakespeare & Company; los jardines y el Salón de los Espejos de Versalles; los jardines de Monet en Giverny; el Museo de l’Orangerie (los cuadros de los nenúfares de Monet); el Museo Rodin; el mercado Paul Bert (el Rastro); la calle Montagne St. Genevieve (adonde Gil va a medianoche); la plaza del jardín de Notre Dame–Juan XXIII (donde la guía del museo Rodin -Carla Bruni- traduce para Gil); el Pigalle nocturno con sus prostitutas; la escalinata del Sacré Coeur; la plaza Dauphine; el restaurante Maxim’s (donde Gil encuentra al inevitable Toulouse-Lautrec dibujando); el muelle de la Tournelle con los puestos de libros; el puente Alexandre III, así como los restaurantes Le Grand Véfour, Les Lyonnais y Lapérouse. Y un maravilloso elenco actoral (bellísimas son y están las mujeres que aparecen en el film, Rachel McAdams, Marion Cotilliard, Nina Arianda, Carla Bruni y Léa Seydoux y estupendos los intérpretes masculinos Owen Wilson y Adrien Brody) –que disfrutan interpretando y nos hacen disfrutar.
Por último la película es asimismo un Homenaje a París en el sentido de las infinitas posibilidades que existen en esta ciudad y eso es lo que celebra el film y lo que celebramos todos al disfrutarla. Maravillosa película.
A diferencia de otras más escépticas con el ser humano y sus posibilidades, esta última película de Woody Allen es esperanzadora y optimista en el sentido de que su protagonista Gil se va a tomar en serio a sí mismo, no solo como escritor, sino como ser humano, afrontando la realidad y reconociendo que la satisfacción espiritual y la felicidad que se requieren para pasar por la vida son algo que está dentro de uno mismo y es una decisión propia. Así que la película es esperanzadora en cuanto Gil llega a la conclusión de que es mejor no engañarse a uno mismo; que es mejor no hacerlo y eso incluye quedarse en el París de sus sueños literarios y vitales. Así vuelve a ser con ello otro Homenaje a París.
La película es también un delicioso Homenaje a París , al París más famoso y turístico, porque incluye en el transcurso de la misma algunos de los lugares más bellos y emblemáticos de la Ciudad de la Luz: así el recorrido fotográfico -casi postal- al inicio de la película de los lugares más conocidos y turísticos del París de luz dorada del atardecer y del lluvioso y de mágicas luces nocturnas, como son la Place de la Concorde, les Champs Elysees, la Place Vendome y la rue de la Paix, la Ópera, Notre Dame y el Sena con el Pont Neuf, los jardines de Luxembourg, la Tour Eiffel, la Place d’Etoile con el Arco de Triunfo, el Louvre y la Pirámide de Cristal y el Moulin Rouge.
Pero las localizaciones de la película van haciendo pasar por nuestros ojos algunos de los lugares más apreciados de París, entre los que se cuentan la librería Shakespeare & Company; los jardines y el Salón de los Espejos de Versalles; los jardines de Monet en Giverny; el Museo de l’Orangerie (los cuadros de los nenúfares de Monet); el Museo Rodin; el mercado Paul Bert (el Rastro); la calle Montagne St. Genevieve (adonde Gil va a medianoche); la plaza del jardín de Notre Dame–Juan XXIII (donde la guía del museo Rodin -Carla Bruni- traduce para Gil); el Pigalle nocturno con sus prostitutas; la escalinata del Sacré Coeur; la plaza Dauphine; el restaurante Maxim’s (donde Gil encuentra al inevitable Toulouse-Lautrec dibujando); el muelle de la Tournelle con los puestos de libros; el puente Alexandre III, así como los restaurantes Le Grand Véfour, Les Lyonnais y Lapérouse. Y un maravilloso elenco actoral (bellísimas son y están las mujeres que aparecen en el film, Rachel McAdams, Marion Cotilliard, Nina Arianda, Carla Bruni y Léa Seydoux y estupendos los intérpretes masculinos Owen Wilson y Adrien Brody) –que disfrutan interpretando y nos hacen disfrutar.
Por último la película es asimismo un Homenaje a París en el sentido de las infinitas posibilidades que existen en esta ciudad y eso es lo que celebra el film y lo que celebramos todos al disfrutarla. Maravillosa película.
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