lunes, 2 de julio de 2012
LAS CHICAS DE LA SEXTA PLANTA, un bondadoso y entrañable cuento fílmico de irresistible encanto.
Hace unos meses yo escribía:
"Siempre he sido y seguiré siendo un gran defensor y amante del cine francés. El espíritu francés y lo que puede denominarse lo francés están muy en consonancia con el cine y lo cinematográfico. No olvidemos que el cine nació con los hermanos Lumiére, con Georges Mélies y con Abel Gance y que algunos de los más grandes artistas del arte cinematográfico son franceses: Renoir, René Claire, Clouzot, Bresson, Truffaut, Godard, Rohmer, Melville, Resnais, Chabrol, Rivette, Tati, Pierre Etaix,Sautet, Leconte, Techiné... .
Si bien es verdad que, dentro del cine europeo, el cine francés carece de la elegancia formal del cine británico, de la expresividad expresionista del cine alemán, del sociologismo político o histórico del cine ruso, del sentimentalismo nostálgico del cine italiano, o del trascendentalismo psicológico del cine sueco, no es menos cierto que sí posee en dosis proporcionadas algo de todos estos ingredientes y, sobre todo, siempre está dotado de un buen gusto, una mesura y contención (sin desmadrarse nunca), no dejándose llevar por el mal gusto, la chabacanería y la ordinariez en que a veces cae el cine español e italiano, por ejemplo.
Por otro lado, otra de las características del cine francés, además del buen gusto y la mesura, es un cierto barniz de benevolencia y amabilidad en que se bañan o impregnan sus grandes películas representativas que hace que hasta los temas más crudos o dramáticos se vean con agrado y tranquila complacencia."
Dentro de las numerosas vías o líneas que ha desarrollado el cine francés en este siglo de existencia, las dos vías a mi entender más características son: la vía más social, por un lado, y la más amable, idealista y romántica, por el otro. En la última estupenda película estrenada recientemente "LAS CHICAS DE LA SEXTA PLANTA" reúne ambos aspectos en un relato fílmico, amable y lleno de bondad con una magistral y extraordinaria dirección de actores, en donde brillan las interpretaciones de todos los actores, tanto los principales (Fabrice Luchini y Sandrine Kiberlain) como los secundarios (magníficas Berta Ojea, Concha Galán y Lola Dueñas, entre otras) y en que sobresale con extraordinaria luminosidad el irresistible encanto de nuestra Natalia Verbecke con una luminosidad en los ojos y en la sonrisa que llenan la pantalla. Un film de imborrable hechizo.
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