Acabamos de visitar la gran y multitudinaria exposición GAUGUIN Y EL VIAJE A LO EXÓTICO en el MUSEO THYSSEN de Madrid. No se puede negar la importancia de la figura de GAUGUIN en el devenir por el que discurrió la pintura tras su irrupción en el mundo del arte. Como muy bien nos muestra y demuestra esta exposición, GAUGUIN reconquista el primitivismo por la vía del exotismo y de lo salvaje y su legado influye decisivamente en el arte posterior del fauvismo francés y del expresionismo alemán. La importancia de GAUGUIN es, pues, incuestionable.
Ahora bien: ¿está la pintura de GAUGUIN (n. en 1848) a la altura de los más grandes pintores coetáneos suyos?
Sinceramente creo que no. Creo que no alcanza ni mucho menos la grandeza pictórica de MANET (n. en 1832), ni la delicada cotidianeidad de DEGAS (n.en 134), ni la profundidad inteligente de CÉZANNE, ni la alegre sensualidad de RENOIR (n. en 1841), ni la torbellina expresividad de VAN GOGH (n. en 1853).
Es por ello que al salir de esta exposicion, nos sentimos levemente decepcionados. Y nos planteamos esta cuestión: Si GAUGUIN no hubiese viajado a TAHITÍ, ¿hubiese sido este artista un pintor tan importante y su pintura hubiera alcanzado la indiscutible notoriedad y el gran reconocimiento popular del que goza en la actualidad? Ahí dejamos la pregunta...
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