Miguel d'Ors
Pocas veces he visto expresado tan bella y dolorosamente en versos,
como en este poema PERDÓN de Miguel d'Ors,
el arrepentimiento que continúa después de 50 años
por la muerte de un pájaro (una oropéndola en este caso) cometida por el propio poeta.
PERDÓN
Perdón pido a la vida por aquel
disparo con el que una
mañana de verano,
allá en mil
novecientos quizá cincuenta y nueve,
le arrebaté de golpe
una oropéndola.
Cayó precipitada entre
las hojas
ásperas y las gruesas
ramas grises,
con algo de elefante,
de la higuera
del Portal, donde,
orondas de dulzura,
relucían al sol,
tentadoras, las brevas.
Y quedó en la mañana
un extraño silencio
que olía a pólvora.
Al cabo de los años,
todavía
a veces veo en mi mano
aquella alhaja
voladora, el velo
con que la muerte iba
empañando sus ojos,
aquel rubí brotándole
del pecho.
Perdón pido a la vida
ahora que el tiempo
va expulsándome de
ella,
ahora que sé el valor
de cada vuelo,
de cada canto y cada
nuevo día.
Ojalá que estos versos
tuvieran el poder
de alzar en esta
página unas ramas de higuera
con sol y grandes
brevas, y en ellas devolverle
al mundo una
oropéndola.
Monte da Tomba,
13-II-2012
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