Peligros y corrupción en la evolución de la pintura de Miquel Barceló
¿Cuáles son los peligros y la corrupción en la evolución de la pintura de Barceló? ¿Cuáles son las maldades en que ha incurrido su creación artística?
El problema de toda obra de arte es que al ser un elemento cultural tiene que conservar su espiritualidad trascendente, su resonancia fuera de su propia existencia, es decir “trascender” y salir fuera y por encima de ella misma. No basta ser original o aparentarlo, sino mantener esa originalidad como expresión sincera y auténtica del alma del artista. Miquel Barceló encontró el secreto de su pintura en ese entrañarse orgánicamente con la pintura y lo que representaba o quería figurar en sus obras. Al entrañarse tanto, no pudo escaparse de sí mismo y perdió el control que todo artista –y el pintor también- debe ejercer sobre su propia obra. Barceló al mirarse tanto su propio “ombligo”, por decirlo así, acabó no sabiendo levantar la cabeza y mirar de frente y fuera de sí mismo; esto es, acabó amanerándose. Su pintura dejó de hacernos pensar y emocionar para sólo hacernos “sentir” en algunos momentos. Y sus creaciones perdieron en parte su interés como valor artístico de permanencia. Y he aquí que su lugar como creador en el arte contemporáneo de nuestro tiempo, sin negarle su importancia y talento, perdió relevancia.
¿Cuáles son los peligros y la corrupción en la evolución de la pintura de Barceló? ¿Cuáles son las maldades en que ha incurrido su creación artística?
El problema de toda obra de arte es que al ser un elemento cultural tiene que conservar su espiritualidad trascendente, su resonancia fuera de su propia existencia, es decir “trascender” y salir fuera y por encima de ella misma. No basta ser original o aparentarlo, sino mantener esa originalidad como expresión sincera y auténtica del alma del artista. Miquel Barceló encontró el secreto de su pintura en ese entrañarse orgánicamente con la pintura y lo que representaba o quería figurar en sus obras. Al entrañarse tanto, no pudo escaparse de sí mismo y perdió el control que todo artista –y el pintor también- debe ejercer sobre su propia obra. Barceló al mirarse tanto su propio “ombligo”, por decirlo así, acabó no sabiendo levantar la cabeza y mirar de frente y fuera de sí mismo; esto es, acabó amanerándose. Su pintura dejó de hacernos pensar y emocionar para sólo hacernos “sentir” en algunos momentos. Y sus creaciones perdieron en parte su interés como valor artístico de permanencia. Y he aquí que su lugar como creador en el arte contemporáneo de nuestro tiempo, sin negarle su importancia y talento, perdió relevancia.
Miquel Barceló echado en el suelo en un momento de descanso, contemplando su trabajo pictórico "El mar", realizado para la Cúpula de la ONU, Sala XX de las Naciones Unidas en Ginebra , pinturas realizadas con una pistola de 'paintball', 2008.
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