Juan José CUADROS
Más allá del arruinado palacio de mi memoria está la noble figura y afecto que gocé de este gran poeta y amigo, cuya ausencia no mitigo y sólo consolar consigo con muchos de sus versos que constantemente vienen a mi memoria y producen en mí una emoción profunda e indescriptible.
Pero,
vayas por donde vayas, nunca
te moverás de tu lado,
saldrás
de esta ciudad
de tapiales oscuros
y calles largas que te llevan
siempre a tu casa.
Porque aunque hace ya mucho
tiempo que derribaron las murallas
y las puertas están de par en par
como un abrazo,
porque aunque todos los trenes
pasan al atardecer
y es fácil acercarse a la estación,
nunca
te moverás de la ciudad decrépita
que se está hundiendo a tus espaldas
y entre cuyos escombros buscas
el nombre de una calle
o el lugar de un árbol o de un farol
y preguntas por la plaza vieja
donde solías esperar
al anochecer,
aunque sabes que anocheceres
o amaneceres
son pocos los que te quedan
en estos días
de hundimiento,
y sabes,
como se sabe del amargor de la mirra
entre los labios desprevenidos,
que te están vedados los parques
donde,
sobre la hierba obediente,
muchachos y muchachas
violentamente
se aman
mientras que ves pasar
a un caballo negro
con su jinete malherido
y que se pierde en la profundidad
del bosque.
(Poema final de Los últimos caminos)
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