Evocación del Día de los REYES MAGOS,
6 de enero del 2010
Tras degustar el chocolate espeso de Gabriella calentito,
y las deliciosas de Alfonso y Espe, cocas,
y el tierno pan d'oro que se derrite en nuestras bocas...
Salimos a la escalera para el rito cantado,
cada año repetido:
Los Reyes Magos han venido,
y mil juguetes han traído,
Los Reyes Magos han llegado,
y mil juguetes han dejado...
Los hermanos, cuñados, sobrinos, yernos y ahijados,
y la adquisición de una preciosa Andrea, de ojos redondeados,
por fin, en fila, todos por orden cronológico, alineados,
vamos descendiendo poco a poco, la escalera blanca de Mirto,
hasta el teatro subterráneo...
En el oscuro teatro,
tras de unas escaleritas bajadas prudentemente,
un gran espacio de ilusión delante, mágicamente
en donde paquetes de color,
esperan ser abiertos inmediatamente...
Y bajo pálidas bombillas de colores,
con nuestros fríos calcetines tocando el suelo enmaderado suavemente,
el inesperado gozo que nos otorgábamos pródigamente
con el soplo continuo de nuestros regalos y conversaciones, cariñosamente...
Van saliendo de sus cajitas, los animalitos, traviesamente
mientras los delicados pajaritos de colores en sus circulares esteras,
aguardan pacientemente ...
Y los jerseys, camisas, bufandas y gorros,
que, de repente, colocados,
emergen de los cuerpos, rápidamente...
Y un mágico reloj para bucear profundamente
en los abismos del hallado amor constantemente...
Y los extraños juegos, que nadie sabe a cómo se juegan,
y el "consolador" de té para consolarnos del frío invierno,
y los libros de amor que Luis nos desea...
Y los escondidos calendaritos,
y los grandes calendarios de la Gran Vía centenaria
para el nuevo año que comienza...
Y, al fin, el queso parmesano, ¡Viva Italia!
que en nuestros paladares
este año 2010 queda...
No hay comentarios:
Publicar un comentario