lunes, 30 de noviembre de 2009

ARTE USA en un cortometraje (Publ. en "La primera piedra", nº 5, 24 junio 2004, p. 7.)















ARTE USA en un cortometraje.
Dibujo al carbón de Carlos d'Ors.



ARTE USA en un cortometraje

En aquella tapia de un barrio cualquiera de Nueva York se puede ver aquel collage de Rauschenberg con la efigie del asesinado presidente Kennedy. Mientras, en el bar, dos jóvenes negros disparan unos dardos en una diana de Jasper Johns. En aquel gran ventanal de este rascacielos vemos a un poderoso artista descuidado con los tubos de color por los suelos, paseando en un ciclo por una tela llena de colores muy vivos: es nuestro amigo Jackson Pollock. Abajo, en plena Quinta Avenida, vemos un enorme cartelón de una sala de cinematógrafo con un coche incendiado en amarillos y negros, confeccionado por Warhol. En el garaje de mi amigo Roy Lichtenstein pude ver las paredes cubiertas de pintadas políticas y carteles "pornoo". en uno de ellos, se podía leer: "Darling, i love you". Un indio pasó delante de mis narices portando sonriente un poncho de colores simétricos en forma dual. En el poncho se reflejaba el arco iris del atardecer. Era Morris Louis. En aquella boite acertamos a divisar a un hombre con cara atormentada y de loco. De Kooning nos hace un gesto que nos asusta como si fuese Drácula. Estamos invitados a una orgía que da una vieja gorda solterona americana en pleno Manhattan. Unas escaleras a modo de rampas nos introducen en la mansión. Las paredes están decoradas con franjas de colores luz-rojas, luz-amarillas y azules-noche, azules-tristeza. Me dice el mayordomo negro que me acompaña que las ha pintado Rothko. Entro en una habitación desde la cual se contemplan todos los rascacielos de Nueva York y observo sorprendido a una muchedumbre de gente con vasos de whisky en la mano alrededor de una especie de pájaro-lámpara de David Smith. Bajo de nuevo a la calle y me topo con un muchacho con pecas y pelo rojizo. Lleva un caleidoscopio por el que parece como si observara el cielo. Me acerco a él y me dice: "Por aquí veo los cuadros que luego voy a realizar. Soy Mark Tobey, el místico.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Versos del poema IX (Pertenecen al poema IX del poemario inédito "ECLIPSE TOTAL")


Cerradas para mis ojos

a fuego lento

las Venus que llenaron

los salones de mi infancia.





"El incendio de Venus"

( Gouache, acuarela y ceras)

Dibujo de Carlos d'Ors.


viernes, 27 de noviembre de 2009

El VOYEUR, a José Luis Guerin


EL VOYEUR

a José Luis Guerin,

después de ver su película

En la ciudad de Silvia




Aquel hombre alza sus ojos

y mira hacia adentro de los ojos de ella.

Sus ojos están puestos

en los caminos y calles de los de ella.

No concede quietud a sus ojos.

Allí deben estar sus ojos,

en los de ella –piensa-

y su corazón todos los días.

Que no dejen de mirarle,

hasta que los de ella

los miren para siempre.

Al fin, ojo a ojo,

cae el mirar de ella

en los ojos de él.

Para siempre...

EL VOYEUR (Homenaje a la película "EN LA CIUDAD DE SILVIA" de José Luis GUERIN.


EL VOYEUR
a José Luis Guerin,
después de ver su película
"En la ciudad de Silvia"






Aquel hombre alza sus ojos
y mira hacia adentro de los ojos de ella.
Sus ojos están puestos
en los caminos y calles de los de ella.
No concede quietud a sus ojos.
Allí deben estar sus ojos,
en los de ella –piensa-
y su corazón todos los días.
Que no dejen de mirarle,
hasta que los de ella
los miren para siempre.
Al fin, ojo a ojo,
cae el mirar de ella
en los ojos de él.
Para siempre...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

EL VOLAR ES SÓLO PARA LOS PÁJAROS





El volar es sólo para los pájaros.

Boceto de Carlos d'Ors para el cuadro del mismo título de la serie SECUENCIAS.


EL VOLAR ES SÓLO PARA LOS PÁJAROS

a todos los pueblos oprimidos


Pedían ellos pájaros en mano, suplicando.

Y sólo había cientos de ellos, volando.


Ansiaban cogerlos, cogerlos entre sus manos.


Eran queja, sus gritos.

Y desazón, sus llantos.


Cansados de tanto suplicando.

Desencantados con tanto desencanto.

Ansiaban praderas para su descanso.

martes, 24 de noviembre de 2009

BEATRICE abandona la ciudad de Florencia














Hace 30 años (en 1979) realicé una visita exclusivamente a Florencia, la ciudad que yo más amo del mundo. Era la segunda vez que la visitaba porque ya la había visto en mi época universitaria en 1971 cuando yo contaba veinte años en un viaje hecho con mis compañeros de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid que fue fundamentalmente a Grecia, aunque estuvimos un día en Florencia. Había quedado maravillado con esta ciudad, que toda ella me pareció una obra de arte. Pero me había quedado con muchas ganas de volverla a visitar porque la visita había sido sólo de unas horas y recordaba sólo el impresionante David de Miguel Ángel del Museo de la Academia, la Plaza della Signoria y el mercadeo en el Ponte Vecchio.

Y esta segunda vez pude recorrer tranquilamente sus calles, plazas, iglesias, museos y palacios en los cuatro días que permanecí allí. Y sentí lo mismo que Stendhal: el síndrome de la belleza de esta ciudad. Cuando llevaba unas horas, y después de haber visitado Santa María Novella y la Piazza della Signoria, llegué a la Plaza de Santa Croce y rompí a llorar. La amiga que me acompañaba se dio cuenta de que lloraba y me preguntó qué me pasaba. Yo le respondí: "Es que no puedo reprimir las lágrimas con tanta belleza". Me ocurrió después incluso una segunda vez, tras visitar Santa Croce y sus pinturas de Giotto, la capilla Pazzi, el Museo del Bargello, las pinturas en las celdas de San Marcos de Fra Angélico, el grandioso David de Miguel Ángel y las pinturas de Masaccio en la Iglesia del Carmine: esa Expulsión de Adán y Eva del Paraíso me conmovió profundamente. Y claro, aparte de todos los grandes artistas que dejaron su huella en esta maravillosa ciudad (Giotto, Miguel Ángel, Leonardo, Massaccio, Brunelleschi, Alberti, Donatello, Verrocchio, Ghiberti), está el gran Dante y su "Beatrice".

Unos meses después pinté este cuadro imaginario: Beatrice abandona la ciudad de Florencia. Una de las cosas que más me impresionó de Florencia fue su arquitectura: los muros de sillares de sus casas y palacios, el tono ocre de la piedra de las fachadas de sus calles y plazas, los arcos de medio punto de sus ventanas y galerías, las cornisas voladas del remate de sus edificios. Imaginé la tristeza infinita de Beatrice cuando tiene que abandonar la bellísima capital de la Toscana y atraviesa el último muro detrás del cual ya se encontrará fuera de la ciudad y eso es lo que quise sintetizar imaginariamente en este cuadro.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Un pájaro llamado DESEO, (Pertenece al poemario inédito ECLIPSE TOTAL (2004)


A

Carmen Díaz Margarit,

este poema que es más suyo que mío


Un pájaro llamado deseo recorre todo el horizonte,

de punta a punta; de parte a parte,

y, a su paso, arrastra nubes, polvo, llaves.


Soy un pájaro que navega sobre la ansiedad.

Por eso, me llamo deseo.

Soy ligero como luciérnaga

y navego en pisos muy altos sobre el mar.

Soy un pájaro y me llamo deseo.


La luna atraviesa mi pecho como un asta de luz.

Y los niños duermen sobre mi pelaje azul.

Y ahora me diluyo en muchos astros

e ilumino toda la ilusión de la tierra...


Me llamo deseo

porque los hombres un día desterraron mi nombre.

Por eso, ellos me quieren matar.


Y ahora soy un árbol, un jardín y el ave del rosal.

Y conservo mis maneras de hombre.


Por eso estoy preso. Y los astros flotan en mi garganta.

Veo un volcán, y le tengo miedo.

Porque acabará con mi nombre.

Y con mi nombre acabará el DESEO.

domingo, 15 de noviembre de 2009

VENTANA DE MI TALLER (poema), 2000





















VENTANA DE MI TALLER

Un arco de medio punto blanco-luz
por donde entra el azul del mar en mi taller.

Miro: el mar.
Las rocas, en primer término.

Y, a lo lejos, luminoso,
el disco solar.

--------

Una jarra y un plato terracotas
que son sendas esculturas.

También, una naranja y un lin,
amarillos como el sol.

Ventana y mar azul...


Escribí en el año 2000 este poema. Posteriormente, en el año 2003, realicé en un café literario madrileño El Bosque Animado -tristemente desaparecido- una exposición que titulé BODEGONES LÍRICOS y en la que expuse este cuadro y un cartel con el poema que había inspirado la versión pictórica de este cuadro.


sábado, 14 de noviembre de 2009

MARTA MORIARTY y las lecciones de CÉZANNE










Paul Cézanne, dibujo al carbón de Carlos d'Ors










He conocido a bastantes personas que son fans de Cézanne. Mi abuelo Eugenio d'Ors, mi padre, Juan Pablo, y yo mismo, entre ellas. Todo lo que pienso sobre el gran solitario de Aix lo he escrito en varios artículos a lo largo de mi vida; los dos últimos Cézanne: Mito y leyenda (Cuadernos Hispanoamericanos) y Cézanne: Anécdota y Categoría (Nueva Revista),


escritos en el año 2006 con motivo del centenario de la muerte del gran artista.

Naturalmente el magistral libro Cézanne de mi abuelo Eugenio d'Ors revela gran parte de los secretos del gran pintor francés.
Este verano tuve el placer de conocer y entablar amistad con la gran galerista de arte y escritora Marta Moriarty, persona sensible y amante de la vida y del arte como pocas. Uno de los grandes placeres diarios para mí es leer el blog de Marta. En él escribe con frecuencia de nuestro amigo Cézanne porque ella es otra entusiasta del maestro de Aix en Provence.
¿Qué es lo que nos hace tan sensibles hoy -después de más de un siglo de su muerte- al arte de Cézanne?

Las lecciones de Cézanne son para mí muchas, pero las cuatro principales que señalaría son:

1. Cómo un pintor más bien bastante poco dotado técnicamente, se convierte en uno de los pintores más importantes y trascendentales del arte moderno; lo es porque fue un gran artista.

2. Cómo un pintor que pintaba cosas tan simples y sencillas como unas manzanas, unos árboles o una montaña -la Montaña de Sainte Victoire- se convierte en un pintor tan profundo y que hace pensar tanto.

3. Un pintor que es un eterno aprendiz (copia a los grandes maestros antiguos como Delacroix) y, al mismo tiempo pinta como con la soltura y el sello personal de un maestro desde sus inicios.

4. Cómo un pintor anclado al pasado romántico (Delacroix, Courbet) y al impresionismo se convierte en un revolucionario de la pintura y abre las puertas al cubismo y al arte contemporáneo. Porque nada hay más revolucionario que continuar la tradición.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El hipnotismo visual de Jim JARMUSCH













Tilda Swinton y Bankolé en un café de la Plaza de San Ildefonso y Luis Tosar con el violín debajo del brazo en la calle de San Andrés, escenas rodadas en el barrio de Malasaña de Madrid.
Otra vez he disfrutado con una película de Jim Jarmusch. Una vez que Wim Wenders parece haber abandonado su quehacer fílmico y está medio retirado, y Kaurismaki parece haberse quedado sin ideas, Jarmusch es el cineasta que más me interesa hoy por hoy. Si uno se deja llevar por el hipnotismo visual y sensorial de los films de Jarmusch que, además, se alía en esta ocasión con la fotografía del gran foto-artista Christopher Doyle, el goce visual está garantizado. Tal vez la propuesta sea más atractiva que la propia película en sí, que finalmente se alarga innecesariamente en Sevilla y Almería (en mi opinión, podría haberse rodado exclusivamente en Madrid perfectamente) y pierde ironía, intriga e interés. Hay una paradoja en este su último film Los límites del control: su nihilismo irónico frente al positivismo del poder del arte. Si bien hay algunos tópicos de España como el del baile y cante flamenco en Sevilla, el film está repleto de momentos brillantes: por ejemplo, Jarmusch y Doyle consiguen (por fin alguien se ha percatado de lo cinematográfico que es el madrileño Barrio de Malasaña) que la Plaza de San Ildefonso adquiera una inquietante magia dentro de su sabor madrileño y pase a la posteridad de la iconografía cinematográfica, cuando Isaach de Bankolé se sienta en una terraza y pide dos cafés espresos en tazas separadas y cuando aparece Tilda Swinton en glamourosa parodia y le larga con toda tranquilidad que las mejores películas son como sueños que nunca sabes si en realidad has tenido y, a continuación, en pocos instantes, le suelta referencias a Hitchcock, Tarkowski, Kaurismaki, Welles y luego se va tan glamourosa como había venido, tras entregarle Bankolé la enigmática y repetida cajita de cerillas marcaThe boxer. O a Luis Tosar andando misterioso con el violín debajo del brazo frente a la Farmacia Laboratorio de especialidades de Juanse, un establecimiento de 1897 que se ubica en la calle de San Andrés, de este mágico barrio de Malasaña. O los lentos ejercicios físicos que el protagonista hace todos los días en la habitación del hotel o pensión en donde se aloja.
Publicado por Carlos d'Ors en 01:54

jueves, 5 de noviembre de 2009

Haiku 2 del VERANO, 2008 (del poemario inédito "Las Cuatro Estaciones")

VERANO

2

El ojo del sol
vence a la oscuridad
y deja a la oscuridad,
llena de luz.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA DIOSA, de Clará

En la historia de la escultura figurativa o la estatuaria existen dos tipos de escultores:

los de formas introvertidas

y los de formas extrovertidas.

Los introvertidos plasman en sus obras una escultura de introversión e introspección, es decir, las figuras penetran dentro de sí mismas y observan interiormente el propio acto, su estado de ánimo o de conciencia; los extrovertidos, por el contrario, plasman figuras de extroversión o extravertidas, es decir, sus estados de ánimo salen fuera de sí hacia el exterior por medio de los sentidos, sacan sus estados de ánimo fuera de ellos y los muestran al contemplador o al espectador para que veamos lo que sienten. A mí siempre me han conmovido más los escultores de introversión que guardan dentro de sí mismos su propio estado de ánimo, de conciencia de trascendencia interna. No obstante, hay algunos escultores -como Miguel Ángel, Bernini o Rodin, que no son puramente extrovertidos o introvertidos en su arte sino que alternan en sus obras las figuras de introspección o introvertidas y las de extroversión o extravertidas. En Miguel Ángel, por ejemplo, la introspección de la figura del David, frente a la extraversión del Moisés; en Bernini, la introspección de El éxtasis de Santa Teresa frente a la extraversión de El rapto de Proserpina, y, en Rodin, en fin, sería la introspección de El monumento a Balzac frente a la extraversión de Los burgueses de Calais.

La Diosa de Clará es la exaltación apasionadamente sensual de la forma introvertida. Toda ella está como recogida en un arrobamiento de belleza, en una suerte de divinidad. Habla de los cánones clásicos con palabras nuevas y criterios inéditos. El mundo antiguo se adivina latente en esa gracia dulce de la actitud, en esa línea fácil y clara que insinúa y recobra las masas. En el rostro purísimo hay como el ensimismamiento de evocaciones remotas y felices; en la calma íntima, voluptuosa, con que los miembros se unen sin la menor violencia anatómica, con la sencillez feliz de los versos de una estrofa perfecta, aguarda una futura libertad de movimiento. En el torso, fuerte y delicado a un tiempo mismo, con la pomposa sensualidad de los senos capaces de amamantar semidioses y héroes, se siente circular la vida.

Es en esa androginia según contemplamos la escultura, fuerte y robustamente masculina, casi miguelangelesca o berniniana, al tiempo que dulcemente tierna y delicadamente femenina donde reside el secreto de su maestría y eternidad que la convierten en una obra maestra de la historia de la escultura.