EL VOYEUR
a José Luis Guerin,
después de ver su película
En la ciudad de Silvia
Aquel hombre alza sus ojos
y mira hacia adentro de los ojos de ella.
Sus ojos están puestos
en los caminos y calles de los de ella.
No concede quietud a sus ojos.
Allí deben estar sus ojos,
en los de ella –piensa-
y su corazón todos los días.
Que no dejen de mirarle,
hasta que los de ella
los miren para siempre.
Al fin, ojo a ojo,
cae el mirar de ella
en los ojos de él.
Para siempre...
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