martes, 16 de febrero de 2010

ALFONSO BREZMES, REALIDADES ENSOÑADAS.

Alfonso Brezmes, un artista fotógrafo de vivencias de realidades ensoñadas.


Alfonso Brezmes es un artista total que, desde la fotografía tratada y manipulada, el collage fotográfico y las animaciones, nos propone todo un mundo fascinante de relatos reales pero ensoñados y fantaseados a partir de sencillísimas historias, experiencias o vivencias fotográficas. Habría que resaltar la extraordinaria inquietud creadora de este artista, que parte para su creación artística en donde lo habían dejado los collages fotográficos de Adriano del Valle, pero, sobre todo, de Nicolás de Lekuona. (Véase su web http://www.alfonsobrezmes.es/).

En la Fotografía, destacaría las mágicas realidades fabuladas, a modo de fabulaciones de nuestra cotidianeidad, de su serie Fábulas amorales o el timburtoniano Paraíso en obras, y, sobre todo, su serie Pequeñas Pasiones, en donde los hallazgos descontextuales son muy sugerentes. De sus Series Anteriores, señalaría A nuestras espaldas, un sugestivo juego entre cotidianeidad y sorpresa.

Pero es en el Collage en donde Alfonso Brezmes encuentra para mí una mayor identidad y creatividad artística y en donde su lenguaje artístico resalta con mayor propiedad y encanto. Especialmente me parecen muy sugerentes sus juegos literarios con letras, libros y figuras en Signos, así como las surrealistas ensoñaciones y aventureras fantasías de su serie Ingrávidos.

De las divertidas y curiosas Animaciones, con fondos musicales, me quedo con el alegato antibélico de Al borde del mundo, un sugestivo contraste entre la inocente muchacha y las balas que van cayendo delante de ella en el abismo de su mundo y de su vida; Underwood, la fantasía de las letras de la literatura llueve sobre la figura volante de Mary Poppins, Sweet dreams, las plumas del colchón de los sueños sobrevuelan nuestro dormir, y, especialmente, Méliesanne, un irónico homenaje a Georges Mélies, en donde oímos y vemos a un cráter de la Luna roncar y dormir, mientras de vez en cuando entreabre los párpados de un ojo del cráter y , en duermevela, nos guiña, confabuladamente, el ojo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

UP IN THE AIR: Una mochila vacía de sentimientos.


UP IN THE AIR:
Una mochila
vacía de
sentimientos.





Up in the Air ( que yo traduciría “Por los aires”) es una desgarradora y dura película de Jason Reitman que, aunque huye del melodrama lacrimógeno, toca el truculento tema de la crisis laboral y el paro, y a través de unos diálogos antológicos y multitud de cuidados simbolismos actuales, compone una obra cercana, conmovedora y nada complaciente con el corazón del espectador. Los protagonistas de Reitman son tiburones (como ellos mismos se autocalifican) que devoran y siguen adelante sin mirar atrás, destruyendo a su paso no sólo dinero, empresas o puestos de trabajo, sino vidas. Las coartan y reducen a su mínima expresión sin remordimientos, atentando con cháchara de autoayuda y consoladoras carpetas contra el orgullo de personas a las que se les dice que ya no son útiles. A ese dúo ejecutivo y ejecutor -formado por Clooney y Kendrick- y que funciona a gran nivel, se les une el aparentemente libre espíritu de una impresionante Vera Farmiga. Los tres están muy bien secundados por un notable elenco de secundarios que se exhibe a través de apariciones fugaces de sorprendente brevedad pero de gran peso dramático. George Clooney explota al máximo sus virtudes y encantos en un papel de frío pero atractivo ejecutivo que le va como anillo al dedo componiendo un trabajo notabilísimo, pero es enfrentado interpretativamente , como hemos señalado, a una mujer de apabullante belleza, Vera Farmiga, misterioso imán que atrae todas las miradas. En la contienda entre estos dos gigantes de la pantalla se cuela irremisiblemente la joven Anna Kendrick, que saca a relucir -pese su reducida estatura física- su tenacidad juvenil y tira de un inconmensurable talento para hacerles frente sin pestañear. Desde el primer minuto los tres enamoran tanto como la propia película, y si bien es cierto que el descorazonador final del film amarga el paladar del espectador-, la película funciona simbólicamente como sátira de nuestro vivir actual. Up in the Air nos habla de la soledad del hombre urbano contemporáneo, del desarraigo, de la frialdad de los multimedia, del abandono de los sentimientos y de cualquier otra ligadura que nos ate al suelo, en una sociedad que fuerza a huir siempre hacia delante y volar por los aires si se quieren alcanzar las metas que marca la ambición propia. Obligándonos a decidir qué queremos dejar atrás y qué cargar en nuestra mochila. Y de tanto aligerar nuestra mochila, acabamos de vaciarla de sentimientos. Unos sentimientos que el protagonista quiere rescatar, echando raíces, pero que en la película se nos hace ver que ya es demasiado tarde para el pobre de George Clooney y que, lamentablemente, la propia sociedad no le deja. Estamos ante una gran aunque amarga película.

lunes, 8 de febrero de 2010

¿Porqué nos gusta tanto nuestro apellido "d’Ors" con la “d” minúscula, el apóstrofe y la O mayúscula?


¿Porqué estamos tan orgullosos del apellido d’Ors con la “d” minúscula, el apóstrofe y la O mayúscula?

A la familia d’Ors nos interesa resaltar e insistir orgullosamente en esa “d” minúscula de nuestro apellido no tanto por su carácter metafísico, como decía uno de mis primos , Miguel d’Ors Lois, de un modo sarcástico o irónico, sino porque creemos - como muy atinadamente dice mi hermano escritor Pablo d'Ors- que refleja mucho el carácter de nuestro abuelo, que era un hombre que intentaba darle a todo la categoría de símbolo, siguiendo a Goethe cuando escribía: “Cuán simbólica es nuestra existencia.” Eugenio d’Ors era un hombre que pensaba que España pertenecía a Europa; por tanto quería remarcar bien que España era la frontera entre Europa y África, pero que en modo alguno era africana, o sea, que nosotros tendíamos al Mediterráneo como modelo y esencia de nuestro ser de romanos y, por tanto, pertenecíamos a Europa. Además d’Ors vivió en París como corresponsal durante algún tiempo.

Como muy bien advierte mi hermano Mauricio, la cuestión y el origen del apellido nuestro fue principalmente seguramente por una razón de eufonía estética; a saber, por no hacer confrontar seguidas la o final de Eugenio con la O del apellido Ors. La razón de la elección del apellido d'Ors pudiese ser también además de la admiración que mi abuelo profesaba por el gran novelista, poeta y dramaturgo italiano Gabriele D'Annunzio, que la “d”minúscula fuese un modo de afrancesar el apellido, y de darle también una especie como de sonoridad aristocrática, o de carácter de nobleza. Eugenio d’Ors hablaba en algunas glosas también sobre nuestro árbol genealógico familiar. Y cómo Ors viene de oso, un animal poderoso pero al mismo tiempo entrañable. En fin, nuestro abuelo hacía de todo una filosofía. Intentaba esculpir su personalidad, y dentro de este hacer una escultura de su vida, estaba también trabajarse el apellido.

Sin embargo este apellidarse d’Ors como seudónimo, que luego el propio Eugenio d’Ors y toda la familia lo hemos adquirido como apellido, no tuvo inmediata aceptación. Así escribe Guillermo de Torre en Las manías de los escritores :

¿Pero qué más le importará a Ors -preguntábame cierto día un amigo-, que la d apostrofada de su apellido se escriba con d minúscula o D mayúscula? Tan caprichosa es una cosa como la otra. Pues bien: he ahí la primera manía de Ors. La del apóstrofo con la d minúscula. Grafía catalana que posee una inevitable reminiscencia irlandesa. Aplicación de un paralelismo nacionalista, cuya significación en 1906, cuando Ors empezó a escribir, a eliminar, a sintetizar, quizá no fuese todavía previsible, pero que después se ha utilizado incluso políticamente.

Toda la familia d’Ors hemos tenido ciertas dificultades ortográficas (el anglicismo Doors, por ejemplo) y semánticas con nuestro apellido. Pero especialmente es en mi padre médico, Dr. Juan Pablo d’Ors Pérez, segundo hijo de Eugenio d’Ors, en el que posiblemente el apellido d’Ors haya adquirido mayores dificultades a lo largo de su vida. Así por ejemplo, cuando vivía en la calle Jorge Juan de Madrid recibió una carta que decía: “Señor Don Jorge Juan, calle Juan Pablo Dos, nº 37. Pero mucho más curioso fue cuando recibió una carta de un soldado que había estado hospitalizado en su Servicio de Medicina Interna del Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid, que decía: “Juan Pablo 002, Hospital Gómez Ulla, Médico (Madrid).” Pero el colmo de los colmos fue cuando mi padre llamó por teléfono a unos amigos de Alicante y les dijo: “Dígale a los señores cuando vengan que ha llamado Juan Pablo d’Ors.” Al llegar por la noche los señores llamaron a mi padre y le dijeron que la asistenta les dijo con estas palabras textuales: “Ha llamado esta tarde Juan Pablo II”. Por aquel entonces Juan Pablo II ya era papa.

martes, 2 de febrero de 2010

Calendario 2010 "EL AMIGO DEL DESIERTO. Febrero. Texto: Pablo d'Ors.

FEBRERO



El placer de caminar por el desierto radica

en que no eres nadie y en que eres todos,

en que por fin eres aquel que has sido en otra vida

y aquel que llegarás a ser también en otra vida...