miércoles, 31 de agosto de 2011

Un nuevo y magistral Hitchcock: “El perfecto anfitrión”, complejo y perfecto cóctel de locura, engaño, fingimiento y real irrealidad.


Estamos ante una joya del cine puro, de compleja intriga y perfecto ingenio, magistral propuesta neohitchcokiana, coctail perfecto de locura, engaño, fingimiento y real irrealidad con una mezcla de thriller y comedia negra que mantiene en su butaca al espectador durante su proyección.



Warwick Wilson vive en un barrio acomodado de Los Ángeles. Siempre ha presumido de ser un perfecto anfitrión, por lo que no es extraño ver en su casa a diferentes personalidades. Esta noche tiene un invitado con el que no contaba: John Taylor, un peligroso criminal que acaba de atracar un banco y que, para escapar de la policía, se hace pasar por un amigo de Julia, una amiga especial de Warwick.



Una vez dentro, Taylor intentará por todos los medios que Warwick no se entere de su condición de delincuente, pero a medida que las copas de vino se van llenando y que transcurre la velada, Taylor descubrirá que las apariencias engañan, y Warwick le envolverá en situaciones de lo más insólitas, saliendo a relucir la verdadera naturaleza de anfitrión e invitado.



"El perfecto anfitrión" es un oscuro y magistral thriller, complejo y perfectamente excéntrico, que manifiesta diversos aspectos de la naturaleza humana según la condición que se posea o la situación en la que uno se halle. Escrita y dirigida por el australiano Nick Tomnay, la película surge de un cortometraje llamado "The Host" que ya había creado con anterioridad el propio cineasta. Intriga, engaño, locura, fingimiento, giros ajedrecísticos, toques de humor negro y de real irrealidad para llevar a la gran pantalla una compleja historia de cine puro, con reminiscencias de Hitchcock, Mankiewicz y Losey y con moraleja de las bajezas humanas, mostrando un guión perfecto y calculado en el que no falta ni sobra nada y con extraordinarias interpretaciones de ambos protagonistas, David Hyde Pierce y Claine Crawford y de todos los secundarios. Obra maestra.

miércoles, 24 de agosto de 2011

LA CALMA VOLUPTUOSA DE CLAUDIO DE LORENA.








Ayer asistí en el Museo del Prado a la gran exposición de Roma. El paisaje ideal clásico con obras maestras, entre otros, de Anibale Carracci, Domenichino, Goffredo Wals, Nicolás Poussin y, sobre todo, de Claudio de Lorena. Pero quedé impresionado muy especialmente por la obra de ese gran artista que fue Claude Gelée, llamado Claudio de Lorena. Sus grandes cuadros verticales, bañados en luz de atardecer o amanecer producen una irresistible emoción. ¿En dónde reside esa extraña y extraordinaria emoción? En que sabe aunar como nadie sus figurillas en múltiples posturas en el paisaje y en que en su pintura se dan la mano el barroquismo dinámico con el neoclasicismo compositivo y sus paisajes se bañan en una misteriosa luz dorada de sol de amanecer o atardecer que preanuncia el romanticismo y el impresionismo. Como decía magistralmente Eugenio d’Ors, “se puede establecer genéticamente una cadena que une a Claudio de Lorena con Constable, con Turner y con los impresionistas”. Son en sus obras maestras, Moisés salvado de las aguas y sobre todo, El Arcángel Rafael y Tobías y el Embarque en el muelle de Ostia de Santa Paula Romana las que guardan un sutil temblor de emocionante romanticismo. Aquí no hay más que orden de vida, y panteística belleza, lujuriosa sencillez en las figuras pero calma, mucha calma aunque voluptuosa. Uno de los espectáculos más sublimes que a una retina sensible a la pintura le es dado contemplar. ¡Emocionante!

lunes, 22 de agosto de 2011

La eclosión de una gran actriz: Kristen WIIG, la reina actual de la comedia americana.


Kristen WIIG, la eclosión de una gran actriz:
Con la interpretación en dos estupendas, dinámicas y gamberras aunque intrascendentes comedias, Paul, el extraterrestre y, sobre todo, La boda de mi mejor amiga, hemos asistido a la eclosión - algo tardía porque la actriz ha cumplido ya los 38 años- de una gran intérprete de comedia: Kristen Wiig. Wiig es una de esas actrices de desparpajo cómico (al estilo de Goldie Hawn, Meg Ryan o Cameron Díaz) aunque en mi opinión, superior en naturalidad y expresividad a las tres citadas.
Kristen Carroll Wiig nació el 22 de agosto de 1973 en Canandaigua, Nueva York, Estados Unidos. Su rarísimo apellido es de origen noruego. Con tres añitos se mudó a Pensilvania, pero volvió a la Gran Manzana, a Rochester, donde se graduó en el instituto. Luego marchó a estudiar arte a la Universidad de Arizona, y un profesor, viendo su desparpajo, le recomendó que tomara clases de interpretación para conseguir sus créditos: había nacido una actriz. Pronto estuvo en el grupo de teatro improvisado The Grounlings, sito en Los Ángeles. Allí conoció a Annie Mumolo, con la que preparaba sketches, y que más tarde escribiría con ella el guión de la película que la ha catapultado a la fama, La boda de mi mejor amiga.
En 2006 se produjo el debut de Wiig en cine, un pequeño papel actoral en Lío embarazoso de Judd Apatow. La artista había entrado en la órbita de este comediante, y la fuerza no de su gravedad sino de su comicidad ya no la soltaría, y de hecho ha estado en otros títulos de la factoría Apatow como Dewey Cox: una vida larga y dura (2007) o Paso de ti (2008), con frecuencia en papeles fugaces.¿Ha estado Wiig en películas de géneros distintos de la comedia? Pues la verdad es que no. Hay algún trabajo en este campo que incorpora elementos dramáticos, como Adventureland (Gregg Mottola, 2009), que aunque incorpora gags en torno a la promiscuidad, trata de tener un toque romántico. Este director volvería a recurrir a Wiig en Paul (2011), comedia de extraterrestres donde la actriz es una tuerta fanática religiosa y mojigata que recobra la vista y luego en venganza de su anterior austeridad se desmadra un poco.
Pero sin duda la película más importante hasta la fecha en su carrera es La boda de mi mejor amiga (2011) donde repetía con Paul Feig, que la dirigió en ¡Peligro! Menores sueltos. Wiig ha demostrado una extraordinaria fuerza interpretativa para sostener actoralmente una película con protagonismo absoluto, y encima es corresponsable del guión. Tiene gracia y encanto natural, y un cierto aire de normalidad patoso que se gana las simpatías del público cinéfilo. Habrá que ver si logra mantener la gran altura interpretativa que ha alcanzado en La boda de mi mejor amiga, esperando que esta actriz pueda desarrollar toda la brillante carrera y futuro que le auguramos, Por el momento está ultimando la esperada Friends with Kids, donde le acompaña Megan Fox.