jueves, 31 de marzo de 2011

Presentación de los 3 primeros libros de la editorial TRESeditores

Treseditores

presenta 3 “delicatesen” para gourmets del libro gráfico.



Admiro a las personas que encuentran pronto su elemento ("en el que se mueven como peces en el agua") y se apasionan y entregan su vida por él y en ello. Desde pequeño se vio que a mi hermano Mauricio d’Ors le apasionaba todo lo gráfico (tipo-gráfico, foto-gráfico, cinemato-gráfico, diseño-gráfico, cartelo-gráfico, dibujo-gráfico) y lo editorial. Lo ha demostrado con gran sensibilidad y acierto a lo largo de su vida con proyectos tan interesantes y bellos como sus editoriales (La Fontana Literaria y Nostromo), sus proyectos fotográficos como las exposiciones de grandes fotógrafos en sus galerías de arte fotográfico (Galería A+2 y El escaparate de San Pedro) o su magnífico Blog Fotodiariosinpalabras o su Viaje a Bolivia, y sus numerosísimos y cuidadosos catálogos y carteles para Museos y Centros Culturales. Ayer fue el Acto de presentación de los tres primeros libros en la Librería Rafael Alberti de Madrid de un nuevo proyecto editorial suyo, Treseditores (junto con Adriana Huarte y Carmen Ballvé) que consiste en una serie de deliciosos libritos cuadrados (16 x 16 cms) y 10 dibujos, a doble página y a dos tintas, sin texto sobre lugares emblemáticos de ciudades de España y del mundo, ilustrados por los mejores ilustradores españoles e internacionales actuales. Los tres primeros números corresponden a lugares emblemáticos de Madrid: La Plaza de Cibeles de Juan Berrio, El Rastro de Alfredo y La Gran Vía de Miguel Navia. Son tres deliciosos libritos a modo de “souvenir” artístico que permiten mirar y remirar, evocar y revisitar estos lugares con el sello de estos tres magníficos dibujantes. Son tres libritos muy distintos: el de Juan Berrio, es una alegre y nostálgica Plaza de la Cibeles y alrededores en una gama de deliciosos azules y grises, a modo de historieta de “línea clara” pero en la tradición española pero modernizada de los Sancha, Esplandíu y Eduardo Vicente (como apuntaba muy bien Juan Manuel Bonet en la presentación). El de El Rastro, de Alfredo, es un librito muy de ilustrador, a plumilla en tintas negra y roja, “en cuesta y de cuestas” como las del lugar que ilustra, muy literario, que se detiene mucho en los lugares más emblemáticos pero también en los tipos y gentes que pueblan esta gran “cloaca” de objetos de nuestro vivir que es El Rastro madrileño. El tercero, La Gran Vía de Miguel Navia, es un libro en platas y negros, como si se tratasen de grabados, muy estilo cómic, muy cinematográfico, misterioso, lluvioso y nocturno, y muy elegante y novedoso. Tres delicatessen para gourmets del libro gráfico.


Carlos d'Ors

31 de marzo de 2011

lunes, 21 de marzo de 2011

El "CRISTO MAESTÁ BATLLÓ", obra maestra del Románico en la FUNDACIÓN MAPFRE de Madrid.


La escultura es, junto al teatro y, tal vez, la música cantada, la más emocionante, conmovedora y catártica de las artes. En la escultura, al acercarse más la representación a nuestro cuerpo humano e identificarse más con él, es, como todos sabemos, el arte en donde la emoción humana y los sentimientos se expresan con mayor fuerza. Y, al margen de la emoción artística de tipo intelectual o puramente sensitivo que puede darse en otras artes como el dibujo, la pintura, la fotografía o la arquitectura, se produce en nosotros una emoción catártica que nos conmueve.

Esta reflexión viene a cuento porque hace ya bastantes días visité la impresionante exposición que sobre el Románico se puede ver en la Fundación Mapfre de Recoletos. La exposición, como todas las de Mapfre, es magnífica, muy aseada y pulcramente expuesta para deleite estético y didáctico del espectador. Indudablemente la pintura sobre tabla y sobre el muro es lo más destacado y fecundo, aunque también hay notables piezas escultóricas así como algunas deliciosas arquetas de Limoges y báculos. Pero pese a la importancia preponderante de la pintura en esta exposición, hay una pieza escultórica por la que sólo por ella merece la pena la visita y la posible cola. Se trata de El Cristo Majestad de Batlló, que es una imagen en madera policromada del siglo XII, que presenta a Cristo Crucificado en actitud de Cristo Majestad o triunfante sin rastros de sufrimiento pero con una serenidad humana que impresiona. Es una de las muestras más interesantes de la imaginería medieval de este tipo iconográfico en Cataluña y su procedencia se ha situado en el Pirineo catalán . Esta obra se encuentra expuesta en el MNAC de Barcelona. Impresiona la sobriedad del rostro y del cuerpo, la serenidad de la mirada que aúna humanidad y espiritualidad a un tiempo. Y ése es el secreto de su conmoción : la representación de Cristo como Dios y como Hombre, en que nos transmite que es humano como nosotros pero, al mismo tiempo, que su Reino no es de este Mundo. ¡Emocionante!

DESTINO OCULTO, el libre albedrío llevado al cine.



DESTINO OCULTO,

el libre albedrío llevado al cine.

Una película interesante, extrañamente metafísica y ética, un ingenuo pero encantador thriller romántico de amor fou y ciencia ficción que aboga por la voluntad del amor por encima de los mensajeros de nuestro destino. Pese a la simplicidad de sus simbolismos, la película con tintes clásicos, por momentos casi hitchcokianos, atrapa, cautiva y nos hace pensar: que el amor es, en última instancia, la mayor fuerza que mueve nuestra voluntad y nuestra vida.


Dentro del género de la ciencia-ficción, Philip K. Dick es, según parece, uno de los escritores más interesantes y adaptados al celuloide. La riqueza de su obra supone un material de primera para abordarlo en el cine. Y George Nolfi ha tenido el acierto de verlo y adaptar su magistral relato “Equipo de ajuste” y en este “Destino oculto”, su ópera prima, intentar una reconquista de lo fantástico, el gusto por la aventura imaginativa, lo etéreo de la acción y el sobrevuelo del amor puro.
David Norris (Matt Damon, en un papel muy certero y creíble a lo senador “Kennedy”) es un joven y ambicioso político a punto de conseguir un asiento en el Senado de Estados Unidos, y Elise Sellas (Emily Blunt, papel interpretado con delicadeza y naturalidad) es una atractiva bailarina de danza contemporánea. Cuando se conocen, inmediatamente surge el ‘amor a primera vista’.
David quiere estar junto a Elise, pero parece que el destino tiene reservado otros planes para ellos: que él sea senador por Nueva York y futuro presidente, y ella, bailarina de fama internacional, pero el uno separado del otro. Y esos planes son llevados a cabo por unos misteriosos individuos que visten a la moda retro con traje y sombrero, los agentes del Destino, que harán todo lo posible para apartarlos el uno del otro. Estos agentes (espléndidos Anthony Mackie y John Slattery) son una especie de “ángeles” que velan para que nuestro Destino se cumpla, trabajando para el Departamento de Ajuste, que siguiendo un sistema burocrático, guían nuestras decisiones y manipulan nuestras vidas pasando completamente desapercibidos, ya que su existencia es desconocida para nosotros, los simples mortales.
Todos tenemos un plan, y ellos trabajan coordinadamente para que no nos desviemos de ese plan. Pero nuestras vidas son, en definitiva, una mezcla de azar, predestinación pero, sobre todo, de la voluntad de nuestro libre albedrío que puede acabar triunfando como nos revela nuestro “Ángel de la Guarda” en la espléndida penúltima escena de la película en la terraza neoyorquina.

Tal vez ‘Destino oculto’ no llegue a ser una obra maestra, porque peque de un exceso de sobriedad y por su falta de pretensión artística y esa extraña y heterogénea mezcla de conceptos y géneros: lo que empieza siendo un thriller con envoltura de ciencia ficción deviene finalmente en un drama romántico, abogando casi todo el tiempo por un ligero tono cómico que puede hacer que uno no se tome la propuesta demasiado en serio, pero la labor de Nolfi es tanto en la dirección como en el guión muy certeramente y cautivadoramente cinematográfica: una gran película.