lunes, 12 de abril de 2010



EL CONCIERTO, divertido sainete melómano berlanguiano


Andrei Filipov trabaja como limpiador en el Bolshoi, pero hace treinta años era el director de orquesta del gran teatro ruso. Su negativa a desprenderse de sus músicos judíos le llevó al ostracismo durante la época de Brezhnev y ahora vive de los recuerdos. Un día, limpiando el despacho del jefe, lee una invitación por fax para que la orquesta del Bolshoi dé un concierto en París. Decidido a tomarse la revancha, Andrei reúne a sus viejos compañeros para intentar suplantar a los actuales músicos. Inspirada en el caso real de un ciudadano ruso, El concierto sigue la odisea de los antiguos músicos de la orquesta del Bolshoi en su intento por suplantar a los componentes actuales para una actuación en el Teatro de Châtelet de París. La comedia y la música se dan la mano inevitablemente con la represión en la antigua Unión Soviética, el olvido de los artistas y el diálogo intercultural entre las distintas nacionalidades. El concierto final se convierte en una metáfora de las relaciones entre el individuo y la colectividad.
En tono agridulce Radu Mihaileanu explora en la herida de los artistas rusos acallados y represaliados por el régimen soviético, condenados al ostracismo y desterrados, por no adictos, bajo el felpudo apolillado del sistema. Lo hace en tono amable y sainetesco planteándonos la obsesión de un director de orquesta ruso por vengar una vieja afrenta encima del escenario y rehabilitarse a lo grande saboreando la revancha de quienes le privaron antaño de la música. Mihaileanu quiere una película profunda sobre redenciones artísticas de gran calado pero a la vez quiere una comedia histriónica y de enredo para ganarse al gran público. En El concierto prima el sainete sobre el cine sentimental y sobre la alta comedia, el sentimentalismo sobre el sentimiento y sobre lo romántico. Mihaelanu dibuja su comedia a costa de estereotipos, recreándose en la pintoresca informalidad de una tropa rusa presuntamente entrañable que se alimenta de tópicos a pesar de los esfuerzos interpretativos de Melanie Laurent y Aleksei Guskov por desarrollar una interpretación intensa de sentimientos humanos y musicales.

En esta coproducción europea se demuestra el auge de los cineastas rumanos y la capacidad, cuando así se quiere, que tiene el cine de nuestro continente para hacer cine comercial.
Mezcla de comedia y drama, con mayor peso de lo primero, El concierto es, ante todo, un film bien hecho y bien interpretado. El argumento tiene mucho de enredo y costumbrismo, a los que hay que añadir ese humor cercano al surrealismo del que hace alarde frecuentemente el cine del este de Europa.
Plagada de momentos prácticamente berlanguianos, la risa y la sonrisa están presentes durante todo el metraje del film, salvo en algunos momentos en los que la lágrima no tiene más remedio que brotar. El concierto está diseñada para gustar. Y a pesar de sus defectos, disfrutamos de una película en que reímos o lloramos. Y la música de Tchaikovski ejerce un importante lugar entre los elementos utilizados en la película, potenciando el clímax argumental y emocional de esta cinta, que gustará especialmente a los melómanos.

miércoles, 7 de abril de 2010

SOUL KITCHEN, fascinante film de Fatih AKIN.










Soul Kitchen,
la última película del interesante director alemán de origen turco Fatik Akin (director de Gegen die Wand (Contra la pared) y Auf der anderen Seite (Al otro lado)), pese a ser una comedia en la que se nota su empeño a toda costa de divertir, a la banalidad de algunas de sus escenas (El grito de Zinos en el entierro de la abuela de Nadine, el incendio, la orgía sexual en el restaurante, la curación de la hernia discal del protagonista atándole con cuerdas del doctor aplastahuesos...), la comercialidad y convencionalidad en muchos momentos del film, tiene el desparpajo, la frescura y la crítica social habituales en Fatih Akin. El director abandona el drama de la muerte y la dureza emocional de sus anteriores films citados para darse un respiro con una comedia ligera de sabor gastronómico. A lo que no renuncia es a unos personajes que buscan el amor en un entorno urbano hostil. Akin da cita en Soul Kitchen a toda una galería de perdedores que tratan de sobrevivir y abrirse un hueco en la circunspecta y fría sociedad alemana: dos hermanos griegos, Zinos e Illias, que son polos opuestos ante el trabajo, un chef lanzacuchillos (Shayn), sofisticado y creativo (genial interpretación del actor Birol Ünel), un viejo lobo de mar perdido en su barcaza que malvive junto al restaurante, un músico y su incomprendido grupo que ensayan en el local, una atractiva camarera okupa... Zinos, el protagonista, es un joven que acoge a todos en su restaurante de frituras de Hamburgo, y que decide dar un arriesgado giro al negocio cuando su novia Nadine se va a Shanghai y su hermano Illias sale de la cárcel en régimen abierto. Las adversidades se suceden en la vida de Zinos a ritmo de vértigo, y así las recoge Fatih Akin en esta comedia disparatada e inverosímil, repleta de personajes extravagantes y desarraigados (de ahí su encanto), con mucha fuerza cinematográfica en sus imágenes aunque no escapen al cliché, y en donde todo se apoya sobre la dualidad y el contraste- dos hermanos, dos tipos de cocina, dos maneras de ver la vida-, y también sobre lo imposible y el reto de seguir viviendo. Son los misterios del amor que han llevado a una joven periodista de familia muy rica a enamorarse de un inmigrante, medio borracho y de modales poco refinados, los que convierten a un ladrón y pendenciero en atractivo para una okupa artista o los que enderezan los torcidos renglones vitales de un chef noble y luchador de sus ideales donde los haya. Akin apuesta por un mundo repleto de sensaciones con la comida y la música como metáforas del placer, el canto a la convivencia social y el restaurante como metáfora del hogar. Muy buena es la ambientación suburbana y la urbana (esos tejados verdes de Hamburgo) con planos de gran angular para mostrar la locura de un mundo por momentos casi caricaturesco, y una música que se mueve entre lo romántico, lo electrónico y lo desenfrenado según convenga, y unas magníficas interpretaciones de aparente frescura y espontaneidad. La película acaba fascinando por la fuerza de sus imágenes remarcadas por la música y el hechizante ritmo cinematográfico que imprime su director que hace avanzar rápidamente la película y nos muestra los hechos que se van sucediendo de un modo desenfadado...

domingo, 4 de abril de 2010

Calendario "El amigo del desierto". ABRIL. Texto: Pablo d'Ors.

ABRIL




¿Nostalgia del desierto?
¿Era razonable sentir nostalgia
por un lugar
del que había querido marcharme
al poco de conocerlo?