domingo, 17 de julio de 2011

Cine Olvidado: LA INVITACIÓN, de Claude Goretta.



Al respecto de dos películas francesas recientemente estrenadas, la estupenda Pequeñas mentiras sin importancia de Guillaume Canet y la más discreta, aunque también magnífica, Cena de amigos de Daniéle Thompson, he recordado una extraordinaria película que creo vi con mis padres en su estreno en el desaparecido Cine Palace de Madrid y que nos causó a los tres un gran impacto. Se trata de La invitación del suizo Claude Goretta.



El argumento es sencillo pero enjundioso: Después de la muerte de su madre, Rémy, un empleado de seguros de mediana edad, gris y algo huraño y al que sólo le interesa la botánica (extraordinario en este papel Jean Luc Bideau), hereda una pequeña casita de campo rodeada por un jardín. La venta de esta casa lo convierte en una persona rica y decide comprar una casa más grande. Tras unos meses de descanso, celebra una fiesta al aire libre en su nuevo hogar y decide invitar a todos sus colegas de la oficina. Ayudados por el alcohol, los invitados pierden gradualmente todas sus inhibiciones a que su cargo profesional les obliga y revelan rasgos de su personalidad y sus frustraciones que siempre han mantenido ocultos. Finalmente la invitación degenera y acaba, tras un streaptease de una joven cursillista en periodo de prácticas, en pelea y cierta degradación moral.


A partir de un argumento muy desarrollado en cine y literatura (el del grupo encerrado en un marco espacio-temporal), Claude Goretta elabora un magistral discurso sobre la sociedad suiza y las venas sociológicas que corren bajo su piel (competitividad, envidias, recelos, represión, frustraciones,…). El resultado es una obra maestra, de fría racionalidad inteligente y de lento pero degustable discurrir para el “paladar de la mirada”, plagada de momentos de especial interés (centrados, especialmente, en la sugerente y ambigua figura del mayordomo de la fiesta, verdadero catalizador de las reacciones del grupo de invitados), invitados movidos por un magistral ejercicio de cámara del director, aparentemente aséptico y distante, pero certero y preciso en su radiografía psicológica.

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