martes, 24 de agosto de 2010

INFANCIA, DIVINO TESORO

Necesito atrapar aquellos años perdidos de mi infancia: que no se me vayan de entre los dedos (como el agua al meter la mano en la orilla del mar).













Con mis hermanos Esperanza y Alfonso en Sangenjo (Pontevedra)


en agosto de 1955 (yo tenía cuatro años recién cumplidos).

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