miércoles, 1 de septiembre de 2010

THE GIRLFRIEND EXPERIENCE, sugerente docudrama de flashbacks.


THE GIRLFRIEND EXPERIENCE,
sugerente ejercicio de cine puro en un docudrama de flashbacks.

Steven Soderbergh rueda un drama experimental que sigue la vida de una prostituta de lujo en plenas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Un ejercicio fílmico de cine puro que invita a reflexionar sobre la era del capitalismo post-crisis, centrándose en la historia personal de una joven que intenta compaginar su vida profesional y amorosa en el negocio del sexo.
Sasha Grey, estrella del porno, da el salto al cine convencional con un papel protagonista. La película relata cinco días de una prostituta de lujo. El resto del reparto es buscadamente anónimo, haciendo de "The girlfriend experience" una producción de corte independiente con todas las de la ley.
Este film es un pequeño ejercicio de estilo en el que Steven Soderbergh se desenvuelve cómodamente y con gusto, mostrando que sabe rodar una historia de la vida actual desde un enfoque independiente, una narrativa poco convencional y un contenido ideológico limitado pero interesante y polémico, si bien siempre predominando aparentemente su estética formal por encima de la hondura real del relato. The girlfriend experience es una película más atractiva de planteamiento y forma de estar rodada que conmovedora en sus mecanismos experimentales de tipo impresionista y minimal, siendo muy atractivo el uso narrativo de un verdadero puzzle de flashbacks; el uso de la cámara de alta definición y el montaje inteligentemente sutil, así como el protagonismo puntual de la música de percusión. Pese a su aparente frialdad de "mostrar" como un verdadero ejercicio de cine puro sin tomar postura ni desarrollar psicologías, la película conmueve a ratos y se contempla con mucho deleite esta breve historia de la prostituta que ofrece un servicio de novia a su clientes, metáfora de la necesidad de liberación de los sentimientos que constriñen una sociedad capitalista preocupada sólo por el negocio y el dinero, tiempos previos a las elecciones presidenciales y a la llegada del partido demócrata de Obama.
La protagonista del reparto es la actriz porno Sasha Grey. Tiene 22 años y su interpretación
-lánguida y fría- , si buen puede resultar a ratos monocorde y apática, está bastante lograda dentro de las intenciones estilísticas de su director. En conjunto, Sasha es magnética y poderosamente atractiva para una historia donde el voyeurismo de los diálogos entre cliente y prostituta no parece querer mostrarnos más que un documental de realismo sugerente. Pero esta actriz acaba hechizando y convenciéndonos finalmente de ser un ejemplo de lo mucho que se puede hacer con tan poca gestualidad. Magistral ejercicio de cine puro en el que luces (faros de coches, bombillas, velas) y reflejos reveladores de cristales en escaparates y edificios son su verdadero secreto.

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